Lastres con masa gris
Los taxis vuelan y los Uber se camuflan en la pantalla de mi iPhone, miro la oscuridad del cielo y
Los taxis vuelan y los Uber se camuflan en la pantalla de mi iPhone, miro la oscuridad del cielo y
Malboro, Volsvaguen, Endesa, Repsol, Patrocinan tu inhalación. Cada hogar vende su alma, Yonqui del glutamato o del aceite de palma.
Mi hermano me ofreció el trabajo cuando, al terminar mis estudios, me pasé varios meses de asueto. Soy ladrón de
Los juglares del cantar, Los hijos de los evangelistas, Testigos de Jotaefeká, Los publicadores de las pistas, Acorralados por el
Cordilleras del capitalismo con olor a podredumbre atacan a las estadísticas europeas. El verde y el reflectante color de moda
Tus cuencas agrias de ojos vagos, Tu boca sin voz por partir, Tu mano azul sobre tu mano, Tu corazón
“Prometemos meter mentiras, Programadas en cada renglón[1], Problema será cualquier turista[2] Productor de la inflación.” No soy el primo de
Al Dios que no existe (en mi)[1] Dios exhausto e invencible, de leyes y estatuas. Tú que naces del amor
Era delgada y caminaba como un perro vagabundo, sus ojos eran del color del día del juicio final, el rabillo
Cada daga clavada ancla las alas, Futuras de una crisálida atada. Manchas de tradición en la almozala, Víctimas de un